- Es el octavo año que México termina sin derrota
- Gerardo Martino registra 81% de efectividad con Selección Nacional de México
Un año 2020 sin precedentes, la Selección Nacional de México, acostumbrada a jugar aproximadamente 16 partidos al año en los últimos tres lustros, tuvo que quedarse con apenas cinco partidos, sin embargo, el nivel de las pruebas resultó ser lo suficiente para aprovechar los encuentros en este año.
Es la octava ocasión que la Selección Nacional de México termina sin derrota en un año calendario desde 1930 y la primera en 31 años. El historial sin derrota de México en la historia – hasta el año descrito – es el siguiente:
Año |
Partidos |
Victorias |
Empates |
Derrotas |
2020 |
5 |
4 |
1 |
– |
1989 |
1 |
1 |
– |
– |
1985 |
7 |
6 |
1 |
– |
1981 |
1 |
1 |
– |
– |
1968 |
1 |
– |
1 |
– |
1967 |
1 |
1 |
– |
– |
1960 |
1 |
1 |
– |
– |
1959 |
1 |
1 |
– |
– |
Un año en el que el que se pueden rescatar las siguientes cuestiones de los enfrentamientos que México tuvo en 2020:
Rivales: cuatro de los cinco rivales se enfrentaron en territorio europeo; Países Bajos, la selección mejor ubicada en el Ranking FIFA [15], se le compitió para sacar el triunfo por la mínima diferencia en octubre pasado.
Argelia, Corea del Sur y Japón completaron los enfrentamientos en el Viejo Continente.
La lectura de juego de Martino: si bien México no fue amplio dominador en todos los encuentros, supo, de la mano de Gerardo Martino, generar lo necesario para mantener los resultados positivos; probablemente el juego contra Países Bajos fue el que mejor nivel mostró en cuanto a conjunción, volumen de juego y presión en el medio terreno.
Bajo la gestión del Tata, la Selección Nacional supera la media de 2.5 goles por encuentro por segundo año consecutivo, hecho que no se lograba desde 2012.
El entrenador argentino registra el 81 por ciento de efectividad de victorias tras su paso por la selección de Concacaf.
Jugadores emblema: a México le ha costado trabajo encontrar un estilo de juego, si bien las esperanzas están puestas sobre el tridente Corona-Jiménez-Lozano, debe haber una mención sobresaliente para Raúl Jiménez y para Guillermo Ochoa, que, sin sus intervenciones – cada uno en su zona del terreno de juego – los resultados no habrían sido satisfactorios.
Parece una costumbre esperanzarse con el técnico nacional cuando los resultados sonríen, veremos cuánto más dura este enamoramiento cuando las pruebas aumenten su dificultad y naturalmente, se desgaste la relación entre fans-técnico-jugadores y por ende resultados.