Recientemente nos hemos encontrado con una eventualidad que parece una enfermedad en el campo de juego y es el arbitraje, no hay nada más penoso que el juego se vea afectado por los silbantes que sin duda echan a perder el espectáculo por el protagonismo que intentan poseer los de negro.
Es una epidemia que se va extendiendo por nuestro mundo y que es preocupante, porque en nada beneficia la práctica del futbol, genera polémica en torno a las decisiones y actitudes de los árbitros, comenzando la temporada pasada con las dos tarjetas que mostró Marco Antonio Rodríguez en el partido de Tigres en contra de Santos en el futbol mexicano. Dicha acción tuvo repercusión para este torneo y Marco Rodríguez fue suspendido cinco jornadas, pitando este fin de semana a Cruz Azul Hidalgo en la liga de ascenso.
Para la jornada tres del torneo mexicano, el silbante Erim Ramírez Ulloa y sus asistentes Juan Carlos Salinas Salinas y Juan Joel Rangel Maya, además del auxiliar Jorge Eduardo Gasso Flores, a seis minutos de que acabara el encuentro de América contra Toluca en la cancha del Estadio Azteca señaló un penal al América el cual era inexistente, le dio el empate a uno a los de Coapa. El balón pegó en hombro de Novareti, pero el Erim Ramírez marcó la pena máxima.
A nivel internacional los árbitros tomaron una vez más el protagonismo, fue el turno de Howard Webb, inglés que pitó el Chelsea contra el Manchester United, por la jornada 24 en la Premier League. El equipo de Stamford Bridge tenía la ventaja en 55 minutos de tres goles, sin embargo eso cambió en diez minutos cuando, le marcaron dos penales al United a favor, lo cual puso los cartones tres por dos, Javier “Chicharito” Hernández se encargó de poner las cosas empatadas a tres.
Se presentan más casos que generan discusión, pero no es el propósito de hoy, sino ver que de a poco los árbitros llegan a tomar un lugar que probablemente no les corresponde, el espectáculo es de los futbolistas, porque para eso pagamos una entrada a algún estadio, ¿De dónde viene ese mal, la falta de calidad en los juegos, la necesidad de los silbantes por sobresalir?, es una epidemia que hoy no tiene cura y debemos encontrarla pronto por el bien de nuestro deporte que es magnífico y que no tiene por qué ser manchado por los de negro.