Viernes, 17 de mayo de 2024

A 90 minutos de ser el mejor del mundo

Por Carlos Triujeque Mora

Ser uno de los dos mejores del mundo no es suficiente, la posición número uno no es para cualquiera y menos cuando se trata de un mundial: Bayern [ALE] y Tigres [MEX] jugarán 90 minutos, en el mejor escenario, para demostrar cuál es el mejor del mundo.

Preparación, caminos y distancias diferentes para los finalistas, sin embargo, si hay algo que comparten es la excelencia en los últimos años. Bayern y Tigres se han acostumbrado, por lo menos en el lustro más reciente a responder ante la presión que se genera en su entorno gracias a que son instituciones ganadoras.

El significado que representa la instancia final para los protagonistas de este jueves es distinta; mientras que para la institución alemana es la oportunidad de conseguir el sextete y jugar una final más en su pedigree, para el equipo mexicano ya denota la mejor participación para un club de la Liga BBVA MX y de la Concacaf en el torneo, en caso de conseguir el título, será una verdadera proeza ser digna de ser contada a las próximas generaciones.

El siquiera pensar en realizar cualquier comparación entre los contendientes sería absurdo ya que los mundos en los que compiten son totalmente opuestos en el que el común denominador que encontramos, es el balón, ese que le sonreirá al ganador y pondrá cualquier excusa al perdedor para no girar a su favor.

En cambio, alabar las virtudes de cada equipo, será plantear un platillo digno de una Final de un Mundial de Clubes.

Un futbol dinámico, explosivo, que es capaz de generar oportunidades claras de gol en dos o tres toques, así es Bayern; todo comienza con un portero que puede jugar de líbero como lo es Manuel Neuer; ágil con los pies y con reflejos pocas veces encontrados en la posición de arquero; su línea de cuatro bien definida en el fondo, que evita cualquier riesgo y que acorta el terreno de juego para nulificar la ofensiva rival, con Alphonso Davies como un recurso a la ofensiva; en medio campo mixto controlado por Joshua Kimmich, dedicado controlar los ritmos del partido y adelante con Gnabry, Müller, Coman y Lewandoswki en donde poner cualquier adjetivo es redundar ante semejante calidad.

 

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El caso de Tigres es diferente, un club que no tiene la necesidad de tener el control de la pelota, que incluso, groseramente y con descaro, la presta al rival y que con ella es capaz de generar las oportunidades necesarias, su 4-4-2 bien plantado en el terreno de juego, que hace presión baja y que cierra el espacio entre líneas para dificultarle la tarea al rival; con Rafael Carioca y Guido Pizarro que hacen la encomienda sucia para impedir el avance en propia mitad de terreno, futbolistas dinámicos como Javier Aquino y Luis Quiñones que dan oxigenación al juego de Tigres a la ofensiva y que tienen en André-pierre Gignac su pieza fundamental y que registra 10 goles marcados en sus últimos 10 juegos en toda competencia.

En el aspecto táctico, Hans-Dieter Flick y Ricardo Ferretti son dos mentes maestras en este juego; son cinco títulos en 67 partidos con Bayern para Hansi; mientras que para Tuca son cinco títulos en el último lustro, incluyendo el primer campeonato internacional para el club regiomontano, que pueden ser dos en caso de vencer a Bayern.

En el campo son polos opuestos, mientras que uno tiene la determinación de ganar desde el primer minuto, el otro se niega a ello y tiende a dosificar esfuerzos, tenencia de la pelota y juega con la emoción de su comunidad al tener que apretar en momentos críticos.

La Final del Mundial de Clubes no es un partido cualquiera en el cual, ambos clubes, con su estilo bien definido, intentará llevarse a las vitrinas desde Catar.

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